Es increíble como pequeñísimos detalles de la vida pueden cambiar tu día para bien o para mal. Desde charlar en el tren con un viejo amigo y recordar buenos tiempos hasta reir por nada con la persona que más amas. Pero así mismo como los detalles buenos nos alegran y nos hacen el día, en ocasiones, dejamos que detalles insignificantes no los dañen también. Optemos por dejar que solo las cosas buenas de la vida sean las que nos afecten siempre, no las malas. Solo así lograremos ser verdaderamente felices. :)
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